PARIS.- El socialista François Hollande se impuso ayer en las elecciones franceses, por lo que el país volverá a tener un presidente de izquierda tras 17 años. El primero fue François Mitterrand, que estuvo al frente del Estado durante dos mandatos: 1981 hasta 1988, y 1988 hasta 1995.

Hollande, de 57 años, ganó claramente en la segunda ronda de los comicios ante el presidente saliente, Nicolas Sarkozy.

Cuando llegó Miterrand al poder, era otra Francia, otra Europa, otra situación económica mundial muy distinta a la que enfrenta ahora Hollande, en donde la palabra "ajuste", con marcado acento alemán, parece regir los destinos de los países de la Eurozona. Tal vez por eso Miterrand pudo implementar políticas de profundo corte social y laboral.

Hollande, con una discurso parecido, se impuso con el 51,9% frente al 48,1%, en esta segunda ronda electoral, según anunció la televisión francesa en base a encuestas de boca de urna.

La participación habría superado el 80%, según France 2, superior a la primera vuelta donde estaban habilitados 45.5 millones de electores. Sin embargo, la participación fue inferior a la segunda vuelta de la presidencial de 2007, donde Sarkozy se impuso a la socialista Ségolene Royal.

Primer discurso

"¡El cambio comienza ahora!", dijo Hollande anoche en su primer y ovacionado discurso como presidente electo. Desde el distrito electoral donde votó, Tulle, habló de una señal para Europa y llamó a la unidad. Añadió que quiere que se mida su mandato en los éxitos que logre en cuanto a los jóvenes y a la igualdad. "Europa nos mira. Estoy seguro de que al anunciarse nuestra victoria, muchos países europeos se sintieron aliviados", dijo.

Ante miles de enfervorizados militantes socialistas no dudó en asegurar que la idea es que el ajuste no es la única salida. "El crecimiento es la salida y eso es lo que diré lo más pronto posible, sobre toda Alemania y en nombre de nuestra amistad y la historia que nos une".

"Los franceses escogieron el cambio al llevarme a la Presidencia. Mido el honor que me otorgan y la tarea que me espera y me comprometo a servir a mi país con el ejemplo que requiere la función", apuntó en el escenario a los pies de la Catedral de Tulle. "El cambio que pretendo debe estar a la altura de Francia y comienza ahora", agregó Hollande antes de enviar "un saludo republicano" a Sarkozy, "que merece todo nuestro respeto". Luego, en un tono serio y carente de lirismo, recurrió al corazón de los militantes del partido de la rosa: "muchos esperaban este momento desde hace tiempo y otros más jóvenes nunca lo habían vivido, por lo que estoy orgulloso de haber sido capaz de volver a darles esperanza".

Finalizado el discurso, un grupo de acordeoneonistas tocó el tradicional tema "La Vie en Rose", popularizado por Edith Piaf, y Hollande, tras recibir un ramo de rosas rojas (el símbolo del socialismo) retomó la palabra: "!Gracias Correze! Si yo hubiera imaginado que en esta plaza, que como alcalde ayudé a refaccionar, iba a pasar esto... ¡Sí, lo había imaginado!", gritó antes de mezclarse con la gente.

En París y en Tulle, se produjeron caravanas de coches y festejos. En la capital francesa se reunieron decenas de miles de seguidores de Hollande en la Plaza de la Bastilla. En el mismo lugar, un símbolo de la Revolución Francesa, celebró en 1981 la izquierda francesa el triunfo de Mitterrand.

En tanto, en el exterior hay gran expectativa por ver qué efectos tendrá este cambio en el poder en París en la política europea y económica del país. Hollande, que en los próximos cinco años dirigirá los destinos de la segunda economía más grande de Europa, defendió en su campaña electoral una Europa más social.

Además, en la política interior, los bancos y quienes perciben altos ingresos deberán prepararse para enfrentar tiempos duros. Hollande declaró el mundo financiero abiertamente como su "rival". (DPA-Reuters)